viernes, 26 de abril de 2013

Hace unos días mi amigo (A) me dijo que para olvidarme de algunos asuntos que me incomodan y atormentan debería de escuchar la "cope", que mientras me acordaba de la madre de todos ellos y de la iglesia católica apostólica y romana (lo pongo en minúscula porque no merecen otra cosa) pues al menos no me recordaría mis tonterías. Yo le contesté que ni de coña, que con ello sólo conseguiría tirar mi furgón por un acantilado y que incluso me darían ganas de asesinar a alguien (ya estoy practicando con una escopeta). Ayer cuando estaba tranquilamente escuchando música en mi estresante día de mierda, automáticamente se me cambio el dial y se puso la cope , trate de cambiarla desesperadamente como Carlos Sainz trataba de arrancar su coche, pero mi radio no me lo permitía, no funcionaban los botones, sólo quería escuchar la cadena de los curas. Hoy lo recuerdo aún con miedo, pero no por lo que yo he decidido llamar "la maldición de la Cope", sino por las burradas desesperantes que escuché tan sólo en unos minutos.
Alejandro Concepción © 2013

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