viernes, 19 de abril de 2013

Ayer un conocido me regaló tres donuts en un paquetito. Yo, a su vez, se los regalé a un compañero para que desayunara y este los compartió con otro amigo. El paquete de donuts tenía un precio puesto, un euro. Poco después y ya en el estrés de mi trabajo me bajé del furgón, miré al suelo y mira que bien, me encontré un euro. Ayer empecé a creer que es posible cambiar las cosas, que entre todos y con pequeñas acciones podemos hacer que la vida de los que nos rodean pueda ser un poco más llevadera, que nuestra propia vida pueda serlo. Ayer descubrí que cuesta muy poco ayudar y hacer sonreír, pero sobretodo aprendí que ese poco que cuesta al final será recompensado por la propia vida.Ahora me queda una duda, ¿qué hacer con ese euro que ha vuelto a mi?
Alejandro Concepción © 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario