Alejandro Concepción © 2011
lunes, 30 de enero de 2012
Me enseñaste tú
Disparaste con saña en aquel bar desconocido. Suavemente desplazaste tu arma al corazón. Primero un tiro suave, después sucesivos, sin miramientos. En cuanto estuve a tu merced, medio muerto, sin voluntad, penetraste en mi interior con nuevas técnicas. Una y otra vez, con fuerza creciente. Desarrollaste en mí dependencia pertinaz, me hiciste tuyo, abusaste. Una y otra vez desapareces, surges y pronto huyes. Intentas obviar lo inevitable, controlar el interior, desarrollar corazas. Casi siempre lo logras, pero olvidas que yo aprendí del mejor. Me enseñaste tú.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario